“¿Escuchas el reggaetón?” le pregunté a un conocido en una fiesta universitaria hace un par de veranos. Casi instantáneamente, él se volvió hacia mí y sin palabra, dejó caer su centro de gravedad y empezó a moverse las caderas al ritmo familiar que hizo con la boca, “boom-ca-chic-a – boom-ca-chic-a.” Esta sencilla y reconocible cadencia se puede rastrear de nuevo a la canción de los años noventa por Shabba Rank, “Dem Bow.” El ritmo que funciona como la columna vertebral de esta canción ha llegado a caracterizar el reggaetón como un todo y de hecho es uno de los elementos claves que define este género amorfo. ¬¬¬¬Tomando inspiraciones de varios otros géneros de música para derivar ritmo, estilo de cantar, letras, temas, instrumentos/ruidos, contenido y patrones, el paisaje sonoro de reggaetón es una mezcla de influencias globales como resulto de colonialismo, la trata de esclavos y la migración. Cómo dos jóvenes blancos en una fiesta de la casa suburbana en el Medio Oeste vinimos a reconocer este estilo único de música es un fenómeno digno de investigación. Lo que quiero proponer es que, la popularidad del reggaeton siguió caminos muy diferentes en América Latina y en los E.E.U.U. como resultado de un sonido ampliamente atractivo y aplicable, actitudes cambiando hacia los temas centrales del género, y la visibilidad creciente de hispanohablantes en los E.E.U.U.