España es un país con una larga historia de grupos diversos tanto en convivencia como en conflicto. Primero, estaban los pueblos autóctonos: los íberos, los celtas, y los celtíberos. Luego vinieron los pueblos colonizadores: los fenicios, los griegos, y los cartagineses. Más tarde, la dominación romana duró desde el año 218 a.C. hasta el 409 d.C. Algunos españoles se aliaron con los romanos, pero otros resistieron. Desde el año 401 hasta el 711, los visigodos ocuparon España, afirmando ser los herederos del Imperio Romano. En el 711, los musulmanes invadieron la península, llegando de Arabia y el norte de África. Esto marcó el comienzo del período que conocemos historiográficamente como la Reconquista ya que, al mismo tiempo, los cristianos que se habían refugiado en el norte huyendo de la invasión siguieron avanzando hacia el sur durante los ocho siglos de dominio musulmán, reestableciendo finalmente en el siglo XV el control cristiano de la península. Fue durante este período, la Edad Media, que comenzaron a surgir los reinos en España. En el año 1469, la reina Isabel de Castilla y el rey Fernando de Aragón, conocidos como los Reyes Católicos, contrajeron matrimonio, lo que inició la monarquía española tal y como la conocemos en la actualidad, y germen de la unidad española. Finalmente, en 1492, se concluyó la Reconquista con la Toma de Granada. Debido a esta larga etapa de la Reconquista, la población española era muy heterogénea porque había regiones en las que los judíos, cristianos, y musulmanes convivían en las mismas poblaciones. Con el objetivo de crear una uniformidad religiosa, los Reyes Católicos ofrecieron a los judíos y a los musulmanes la posibilidad de convertirse al cristianismo o ser expulsados del país. Con la unión del reino de Castilla, el reino de Aragón, la incorporación de Granada, y finalmente en el año 1512, con la anexión del reino de Navarra, se establecieron las fronteras de la España moderna.